LAS RELACIONES
Las relaciones es el tema por excelencia que a todos nos interesa, es la asignatura pendiente, es el asunto en el que el ego se proyecta con más claridad.
En los últimos años las relaciones de pareja y las relaciones familiares se han deteriorado mucho, parece que cuanto más empeño se pone en querer que funcionen las cosas van peor. Parece también que con nuestra familia que tendríamos que tener mejor relación y estar más en paz, es con la que más situaciones de conflicto se dan.
Muchas relaciones entre padres e hijos están en lucha continua a ver quien puede más, lo mismo se da en muchas parejas a ver quien manda en la relación (luchas de poder), e incluso en las situaciones laborales. Los egos personales luchan sin parar y parece (por lo que esta sucediendo) que el objetivo oculto de muchas relaciones es hacernos daño. Incluso aparece la violencia cuando el nivel de resentimiento, de culpa y de rencor en las relaciones se hace inaguantable. Esto empieza a preocuparnos a todos, en general, aunque parezca que nadie quiere hablar de este asunto.
Todos estamos a la defensiva y a muchas personas les da miedo comunicarse, aparece el miedo a la traición, miedo a las relaciones. En pareja se tiene miedo, con los hijos se tiene miedo, con los compañeros se tiene miedo, y esto hace que las relaciones sean muy superficiales o lo justo para funcionar.
Por lo que sabemos del funcionamiento del ego, muchas relaciones se basan en el cuerpo, especialmente las relaciones de pareja, decimos que amamos al otro mientras el otro haga lo que nos gusta, o lo que queremos que haga, pero en cuanto no es así vienen los juicios, las criticas, los ataques y entonces decimos que el otro no nos quiere, empiezan las tensiones (luchas de poder de pareja), y un sin fin de pensamientos de culpa, de rencor en nuestras mentes privadas.
De igual manera, se establecen las relaciones con los hijos cuando sus egos van creciendo y se van identificando con objetos materiales o emocionales, empiezan las primeras discusiones y luchas de poder entre padres e hijos (muchas veces por distintos valores que cada uno le da a las cosas ), se establece la lucha a ver quien tiene razón, a ver quien sabe más, o ver quien manda aquí. Cuando se desarrollan este tipo de relaciones, la pregunta seria ¿Qué prefieres tener paz o tener razón?. Normalmente se elige tener razón, entonces se pierde la paz en la relación familiar , y los egos se adueñan de las mentes en lucha por tener razón, aparecen los juicios las criticas los ataques, los sentimientos de culpa , las situaciones se hacen repetitivas cada ciertos días y se empiezan a ver las relaciones como difíciles, pues empezamos a no entendernos con los que decimos que queremos y la convivencia se hace difícil.
La tendencia es escapar. En el caso de las parejas, buscar otra nueva o nuevas relaciones.
El caso es que, en general, las relaciones se vuelven a repetir y entonces creemos que son los demás los que están mal, o que no te puedes fiar de nadie (pues el ego siempre ve el problema fuera de nosotros). Sin embargo, se sabe que las relaciones son los espejos de cómo esta cada uno por dentro, algo así como un boomerang.
Todo en la vida son relaciones. La vida en sí es una relación. La relación que tenemos con nosotros mismos la aprendimos en nuestra familia, y si no aprendimos a relacionarnos bien con nosotros mismos ahora nos cuesta con los otros, sino te gustabas, sino te amabas, si te criticabas o te criticaron, o si te juzgabas mucho, o te culpabas por todo, esta es la identificación emocional que lleva el ego en tu mente, eso será lo que ahora harás con tus relaciones. Es decir, la forma en la que aprendimos a relacionarnos con nuestros padres ahora será la forma (inconscientemente) que aplicaremos a todas nuestras relaciones, tanto si fueron buenas como si fueron malas. A veces hasta decimos las mismas palabras que nos dijeron a nosotros.
Podríamos decir que somos el efecto de una causa, aunque pensamos que no es así, que el pasado no tiene nada que ver. Sin embargo, solemos repetir y recrear el pasado sobretodo emocionalmente. La cantidad de dolor y sufrimiento que hay en las relaciones nos esta indicando que algo falla en nuestra manera de ver el mundo, la vida y las relaciones. Hay personas que atacan al mundo, a la vida, a la sociedad por el daño que ellos creen que se les hizo en el pasado.
Tal vez no hayamos observado bien. Cuando los hijos tienen un hábito que no nos gusta o que nos irrita, ¿donde lo ha aprendido?, ¿quien se lo enseño?, ¿que vio u oyó en casa?, ¿de donde proviene?. Habría que ver, cuidadosamente, si no es el reflejo de algún rol o hábito del padre o de la madre. Si fuera así, para cambiarlo en los hijos, convendría cambiar esa pauta en los padres primero, no aceptar esto es posponer la situación hasta que se agrave más.
En las constelaciones familiares se observa que muchos hijos que no se llevan bien con sus madres o les tienen rencor, después lo proyectan contra sus novias y futuras esposas. Lo mismo pasa con las hijas que guardan rencor o rabias a los padres, después proyectan este mismo rencor o rabia contra sus parejas como si fuera una venganza contra los padres. No se da en todos los casos, pero sí en gran cantidad de relaciones, como nos confirma Bert Hellinger.
Situaciones parecidas suelen suceder en las relaciones con arquetipos de autoridad: padre, maestro, jefe, la relación a menudo se repite. Es como si nuestro ego recreará la misma situación emocional pero con distintos personajes.
En reuniones familiares (bodas, bautizos, fiestas) afloran a nuestras mentes viejos rencores del pasado contra algún miembro de nuestra familia (suegra, cuñada, hermano …) por lo que creemos que nos hizo, o porque no nos gusta como piensa o como habla. En nuestras mentes privadas no los aceptamos, los rechazamos y nuestra relación con ellos es de separación. Preferimos estar con los niños pequeños de la familia, hablar con ellos, estar cerca de ellos. Hay una gran atracción hacia los niños, su mirada nos indica que no nos juzgan y tienen paz, es con los que mejor nos relacionamos todos porque en ellos no intuimos la energía pesada de juicios o reproches.
Muchas personas prefieren estar siempre con su gato o su perro u otro tipo de mascota que saben que no les juzga, antes que con algún familiar que con su sola presencia les molesta. La compañía de los animales se ha hecho muy necesaria en los últimos tiempos.
En muchas relaciones de pareja la carga de los pensamientos de ataque, critica, juicio y lucha es tan pesada y reiterativa que algún miembro de la pareja o de la familia prefiere pasar más horas en el trabajo que en casa, con la excusa de traer más dinero para la familia. Lo mismo podríamos decir de aquellas personas que apenas hablan con sus parejas y familiares y que pasan horas y horas ante el ordenador. El ordenador no juzga, no discute. Otras situaciones más dolorosas en las relaciones se solucionan con la huida, parejas que se separan, hijos que se van de casa, empleados que cambian a menudo de trabajo etc.
Precisamente las relaciones con aquellos que decimos que amamos son las que más nos cuestan. El ego suele engañarnos, pues uno de los propósitos del ego es conservar la culpa en las relaciones, pero de forma que no nos demos cuenta de lo que esto nos ocasiona. Sabemos que uno de los engaños del ego es que te escapas de aquello que les haces a los demás, por eso muchas relaciones están basadas en la ira y dedicadas a fomentar la creencia descabellada de que cuanto más mal hables de los demás mejor eres tú.
El enamoramiento verdadero, el amor verdadero en una relación produce una sensación de paz, de felicidad y seguridad. El amor pasa por alto lo que el ego se cebaría.
Cuando hay amor en una relación, no hay juicios, ni discusiones, no se produce miedo, ni ansiedad de ninguna clase. Empiezas a reconocer que lo que das al otro es a ti mismo a quien se lo das y eres más consciente de que tus relaciones son un espejo con el que puedes observar que es lo que piensas de ti y de los demás.
OTRA FORMA DE RELACIONARSE
En los últimos años la física cuántica ha abierto un nuevo paradigma en todas las relaciones. Nos dicen que todo pensamiento tiene una vibración, todo el Universo es energía y que todos somos energía y estamos unidos (película ¿Y tu que sabes?)
El doctor Joe Dispenza en su segunda visita a Barcelona preguntó a los asistentes a su conferencia ¿Cuántos de ustedes aceptan que el entorno reacciona a su pensamiento?. Todos los allí presentes levantaron la mano. Pero no es así en la sociedad en general. Este principio esta avalado por la ciencia más cualificada, sin embargo, la mayoría de nosotros cree que puede pensar lo que quiera en su mente privada y que eso no afecta a sus relaciones. La física cuántica afirma que no hay pensamiento neutro, que todo produce una relación de causa y efecto, que nuestros pensamientos son creativos y que vemos sus efectos en nuestras experiencias en la vida.
Si lo que dicen los científicos cuánticos y otros especialistas fuera verdad nosotros seriamos los responsables de nuestras vidas, de nuestras relaciones y de todo lo que nos acontece. Por eso es tan importante enseñar a nuestros hijos a que piensen y hablen bien de si mismos y de los demás, pues supondría mejorar en su vida todo tipo de relaciones.
Antonio Giménez Andrés.
Las relaciones es el tema por excelencia que a todos nos interesa, es la asignatura pendiente, es el asunto en el que el ego se proyecta con más claridad.
En los últimos años las relaciones de pareja y las relaciones familiares se han deteriorado mucho, parece que cuanto más empeño se pone en querer que funcionen las cosas van peor. Parece también que con nuestra familia que tendríamos que tener mejor relación y estar más en paz, es con la que más situaciones de conflicto se dan.
Muchas relaciones entre padres e hijos están en lucha continua a ver quien puede más, lo mismo se da en muchas parejas a ver quien manda en la relación (luchas de poder), e incluso en las situaciones laborales. Los egos personales luchan sin parar y parece (por lo que esta sucediendo) que el objetivo oculto de muchas relaciones es hacernos daño. Incluso aparece la violencia cuando el nivel de resentimiento, de culpa y de rencor en las relaciones se hace inaguantable. Esto empieza a preocuparnos a todos, en general, aunque parezca que nadie quiere hablar de este asunto.
Todos estamos a la defensiva y a muchas personas les da miedo comunicarse, aparece el miedo a la traición, miedo a las relaciones. En pareja se tiene miedo, con los hijos se tiene miedo, con los compañeros se tiene miedo, y esto hace que las relaciones sean muy superficiales o lo justo para funcionar.
Por lo que sabemos del funcionamiento del ego, muchas relaciones se basan en el cuerpo, especialmente las relaciones de pareja, decimos que amamos al otro mientras el otro haga lo que nos gusta, o lo que queremos que haga, pero en cuanto no es así vienen los juicios, las criticas, los ataques y entonces decimos que el otro no nos quiere, empiezan las tensiones (luchas de poder de pareja), y un sin fin de pensamientos de culpa, de rencor en nuestras mentes privadas.
De igual manera, se establecen las relaciones con los hijos cuando sus egos van creciendo y se van identificando con objetos materiales o emocionales, empiezan las primeras discusiones y luchas de poder entre padres e hijos (muchas veces por distintos valores que cada uno le da a las cosas ), se establece la lucha a ver quien tiene razón, a ver quien sabe más, o ver quien manda aquí. Cuando se desarrollan este tipo de relaciones, la pregunta seria ¿Qué prefieres tener paz o tener razón?. Normalmente se elige tener razón, entonces se pierde la paz en la relación familiar , y los egos se adueñan de las mentes en lucha por tener razón, aparecen los juicios las criticas los ataques, los sentimientos de culpa , las situaciones se hacen repetitivas cada ciertos días y se empiezan a ver las relaciones como difíciles, pues empezamos a no entendernos con los que decimos que queremos y la convivencia se hace difícil.
La tendencia es escapar. En el caso de las parejas, buscar otra nueva o nuevas relaciones.
El caso es que, en general, las relaciones se vuelven a repetir y entonces creemos que son los demás los que están mal, o que no te puedes fiar de nadie (pues el ego siempre ve el problema fuera de nosotros). Sin embargo, se sabe que las relaciones son los espejos de cómo esta cada uno por dentro, algo así como un boomerang.
Todo en la vida son relaciones. La vida en sí es una relación. La relación que tenemos con nosotros mismos la aprendimos en nuestra familia, y si no aprendimos a relacionarnos bien con nosotros mismos ahora nos cuesta con los otros, sino te gustabas, sino te amabas, si te criticabas o te criticaron, o si te juzgabas mucho, o te culpabas por todo, esta es la identificación emocional que lleva el ego en tu mente, eso será lo que ahora harás con tus relaciones. Es decir, la forma en la que aprendimos a relacionarnos con nuestros padres ahora será la forma (inconscientemente) que aplicaremos a todas nuestras relaciones, tanto si fueron buenas como si fueron malas. A veces hasta decimos las mismas palabras que nos dijeron a nosotros.
Podríamos decir que somos el efecto de una causa, aunque pensamos que no es así, que el pasado no tiene nada que ver. Sin embargo, solemos repetir y recrear el pasado sobretodo emocionalmente. La cantidad de dolor y sufrimiento que hay en las relaciones nos esta indicando que algo falla en nuestra manera de ver el mundo, la vida y las relaciones. Hay personas que atacan al mundo, a la vida, a la sociedad por el daño que ellos creen que se les hizo en el pasado.
Tal vez no hayamos observado bien. Cuando los hijos tienen un hábito que no nos gusta o que nos irrita, ¿donde lo ha aprendido?, ¿quien se lo enseño?, ¿que vio u oyó en casa?, ¿de donde proviene?. Habría que ver, cuidadosamente, si no es el reflejo de algún rol o hábito del padre o de la madre. Si fuera así, para cambiarlo en los hijos, convendría cambiar esa pauta en los padres primero, no aceptar esto es posponer la situación hasta que se agrave más.
En las constelaciones familiares se observa que muchos hijos que no se llevan bien con sus madres o les tienen rencor, después lo proyectan contra sus novias y futuras esposas. Lo mismo pasa con las hijas que guardan rencor o rabias a los padres, después proyectan este mismo rencor o rabia contra sus parejas como si fuera una venganza contra los padres. No se da en todos los casos, pero sí en gran cantidad de relaciones, como nos confirma Bert Hellinger.
Situaciones parecidas suelen suceder en las relaciones con arquetipos de autoridad: padre, maestro, jefe, la relación a menudo se repite. Es como si nuestro ego recreará la misma situación emocional pero con distintos personajes.
En reuniones familiares (bodas, bautizos, fiestas) afloran a nuestras mentes viejos rencores del pasado contra algún miembro de nuestra familia (suegra, cuñada, hermano …) por lo que creemos que nos hizo, o porque no nos gusta como piensa o como habla. En nuestras mentes privadas no los aceptamos, los rechazamos y nuestra relación con ellos es de separación. Preferimos estar con los niños pequeños de la familia, hablar con ellos, estar cerca de ellos. Hay una gran atracción hacia los niños, su mirada nos indica que no nos juzgan y tienen paz, es con los que mejor nos relacionamos todos porque en ellos no intuimos la energía pesada de juicios o reproches.
Muchas personas prefieren estar siempre con su gato o su perro u otro tipo de mascota que saben que no les juzga, antes que con algún familiar que con su sola presencia les molesta. La compañía de los animales se ha hecho muy necesaria en los últimos tiempos.
En muchas relaciones de pareja la carga de los pensamientos de ataque, critica, juicio y lucha es tan pesada y reiterativa que algún miembro de la pareja o de la familia prefiere pasar más horas en el trabajo que en casa, con la excusa de traer más dinero para la familia. Lo mismo podríamos decir de aquellas personas que apenas hablan con sus parejas y familiares y que pasan horas y horas ante el ordenador. El ordenador no juzga, no discute. Otras situaciones más dolorosas en las relaciones se solucionan con la huida, parejas que se separan, hijos que se van de casa, empleados que cambian a menudo de trabajo etc.
Precisamente las relaciones con aquellos que decimos que amamos son las que más nos cuestan. El ego suele engañarnos, pues uno de los propósitos del ego es conservar la culpa en las relaciones, pero de forma que no nos demos cuenta de lo que esto nos ocasiona. Sabemos que uno de los engaños del ego es que te escapas de aquello que les haces a los demás, por eso muchas relaciones están basadas en la ira y dedicadas a fomentar la creencia descabellada de que cuanto más mal hables de los demás mejor eres tú.
El enamoramiento verdadero, el amor verdadero en una relación produce una sensación de paz, de felicidad y seguridad. El amor pasa por alto lo que el ego se cebaría.
Cuando hay amor en una relación, no hay juicios, ni discusiones, no se produce miedo, ni ansiedad de ninguna clase. Empiezas a reconocer que lo que das al otro es a ti mismo a quien se lo das y eres más consciente de que tus relaciones son un espejo con el que puedes observar que es lo que piensas de ti y de los demás.
OTRA FORMA DE RELACIONARSE
En los últimos años la física cuántica ha abierto un nuevo paradigma en todas las relaciones. Nos dicen que todo pensamiento tiene una vibración, todo el Universo es energía y que todos somos energía y estamos unidos (película ¿Y tu que sabes?)
El doctor Joe Dispenza en su segunda visita a Barcelona preguntó a los asistentes a su conferencia ¿Cuántos de ustedes aceptan que el entorno reacciona a su pensamiento?. Todos los allí presentes levantaron la mano. Pero no es así en la sociedad en general. Este principio esta avalado por la ciencia más cualificada, sin embargo, la mayoría de nosotros cree que puede pensar lo que quiera en su mente privada y que eso no afecta a sus relaciones. La física cuántica afirma que no hay pensamiento neutro, que todo produce una relación de causa y efecto, que nuestros pensamientos son creativos y que vemos sus efectos en nuestras experiencias en la vida.
Si lo que dicen los científicos cuánticos y otros especialistas fuera verdad nosotros seriamos los responsables de nuestras vidas, de nuestras relaciones y de todo lo que nos acontece. Por eso es tan importante enseñar a nuestros hijos a que piensen y hablen bien de si mismos y de los demás, pues supondría mejorar en su vida todo tipo de relaciones.
Antonio Giménez Andrés.